Madrid capital de la grosería, o ser madrileño es un privilegio, madrileño y grosero un título. La capital acoge a todo el mundo, es uno de los tópicos más oídos de siempre, y bien cierto es, pero a todo el mundo de la grosería, porque en la ciudad del Manzanares son innumerables las ofertas gastronómicas ya no sólo españolas, castizas o regionales sino que además, establecimientos de todo el mundo encuentran aquí público deseoso de conocer cosas nuevas. Éste es el caso de Picsa, una ‘pizzería’ pero no del concepto como tal que tenemos todos en la cabeza, con manteles de cuadros y pinturas venecianas. Picsa es un lugar de formato industrial y sentimiento argentino, ingredientes cuidados y masa gruesa son los principios básicos, la excelencia es su resultado!

A quién no le gusta una buena pizza, a todo el mundo, está claro. Lo que pasa es que aquí en España tenemos un concepto establecido de masa fina, ingredientes que son ‘sota, caballo y rey’… En Argentina hacen las pizzas de forma diferente, ellos mismos lo dicen, ‘estamos entre la pizza napolitana y la neoyorquina’. Total que uno lee esto y siente curiosidad, normal. Así que un viernes noche allá que fuimos a Picsa a catar las bondades de la Pampa.

Lo primero al entrar es sorpresa, nada tiene que ver con lo que pensabas que era una pizzería. Un gran horno de leña preside la estancia y todo fluye a su alrededor, pizzeros, mesas, barra… Pides sentarte en una mesa o acomodarte en la barra ya que no reservan y una vez instalado te centras en el tema.

4 o 5 pizzeros se afanan en poner ingredientes sobre unas enormes masas redondas mientras que el maestro de la pala es quien se encarga de introducirlas y sacarlas del horno. Unas van para reparto a domicilio, otras a las mesas, otras a la barra… no paran! Buena señal 😉

La carta se divide en dos tipos de pizzas, ya te avisan de que son majas y que mejor compartir, rondan los 25-28€ así que bien de precio para 2 personas o incluso 3 ya que son realmente contundentes.

En la parte 1 de la carta  de Picsa tenemos las pizzas old school o vieja escuela, que son las tradicionales de jamón y estas cosas que tenemos todos muy vistas, y en la parte 2 tenemos las creaciones de la casa que son una especie de elevación al cuadrado del concepto que podamos tener de pizza grosera. Chorizo criollo, queso provolone, setas… son algunos ingredientes de las recetas que empiezan a hacer mella en el hambre. Pedimos una pizza dividida en 2 (muy buena opción que también te recomiendan) mitad de chorizo criollo con quesos y aceitunas y mitad de quesos, gorgonzola y trompeta de la muerte.

A los 10 minutillos se nos vino encima el OVNI que no era tal sino una macro pizza (no ancha, si alta) de apariencia espectacular, sublime, de enmarcar.

Dividida en 8 porciones uno se organiza mentalmente y decide atacar con una, seguir con la otra para comparar, y luego ya se verá jajajaja. El sabor es increíble, puro e intenso. Los ingredientes son excelentes, de muy buena calidad, los quesos funden de forma muy grosera, el chorizo está suave, no repite, la trompeta de la muerte está generosamente repartida… El resultado no puede ser mejor.

Merece la pena visitar Picsa en Madrid, eso está claro, lo que es nosotros esperamos volver muy pronto!


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High Grossery