Uno de los platos que todo grosero debe saber hacer! Además es super sencillo y al ser un plato con bechamel… el éxito está garantizado.
- Cocemos la pasta al dente, cualquier tipo de pasta corta, pero mejor penne o caracoles ya que al tener huecos la salsa se introduce en ellos y luego a la hora de comer la sensación es como una explosión de bechamel en la boca.
- Por otro lado hacemos una bechamel ligera (siempre que vayamos a hornear debe ser ligera porque luego en el horno se puede secar un poco).
Para hacer la bechamel ponemos en un cazo a fuego medio un buen trozo de mantequilla, una vez que se derrita le añadimos un par de cucharadas soperas de harina y removemos hasta que se haga una maseta de color anaranjado-marronáceo. Incorporamos un chorro de leche y removemos enérgicamente con una varilla para que no queden grumos y la bechamel salga bien suave. Así estaremos unos 15 minutos, poniendo leche de vez en cuando ya que se irá consumiendo con el efecto de la harina. Poer sal! Y probadla de vez en cuando (eso es muy grosero). - A los 15 min más o menos ponemos en una fuente de hornear la pasta cocida y escurrida con la bechamel, lo removemos todo bien para que la «becha» impregne completamente la pasta. Echamos unos chorretones de salsa de tomate frito, cubrimos con queso para gratinar y al horno! Gratimanos unos 20min… y ye veréis que lujo de plato. 😉
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